miércoles, 25 de mayo de 2011

MI AMADA


He aquí un consejo útil chaval: “No confíes en la humanidad” Tarde o temprano todos te traicionarán. Sábete solo: como perro leproso. Familia, amigos, amores eternos; Sólo estorban, te decepcionarán más veces de las que puedas contar. Eres un perro, estás pinche solo, roído, pulguiento, apestoso y con las entrañas carcomidas en jugos gástricos y 3 tacos de suadero sin cilantro. Los amigos se vuelven innecesarios y aburridos; otras voluntades más bien débiles y tan falsas como tú, sólo que sin el talento para mentir, nauseabundos, sólo soportables en estado de embriaguez. Familia: la obligación de convivir con extranjeros asqueroso;, enciérrate en ti mismo y súbele a tu The Doors (“When The Music Is Over”, de preferencia) ¿De dónde verga vengo realmente? No les pertenezco.  Amores eternos, ¡bah!, ni siquiera vale la pena profundizar en ese tópico aburrido y deteriorado: gasto innecesario de tinta barata, lo más falso entre lo falso.  Soledad hermosa, sublime soledad, soledad de podredumbre, preciosa soledad, soledad erótica, retórica soledad. Asqueado de mí mismo, soy una calca de ti pendej@.
Pero llegó ella, el sentido de mí vida, de mí existencia. El amor verdadero sin duda, la más bella entre las bellas, entregada completamente a mí, tan inteligente, la que sabe escuchar. Estoy en tremendo estado de enamoramiento, Un amor tan puro como el cristal del auto limpiado por un crackómano de 13 años en busca de la dosis de las 16:00. Estoy dispuesto a morir por ella, no lo dudaría ni un segundo, no soportaría que me la arrebaten, no imagino mi vida sin ella, simplemente me volaría el cerebro. Sí intentas apartarla de mí, te mato pendejo, lo leíste bien ¡TE PINCHE MATO! Te arranco los putos ojos y cago diarrea en los orificios. Ella es para mí, desde el primer momento en que la vi lo supe, ese cuerpo, ¡Vaya cuerpo! Tan hermosa, tan perfecta, realmente perfecta, no miento. Ella siente lo mismo por mí, lo sé, lo noto, estamos conectados, la charla no es necesaria. Es mi alma gemela, cuándo estoy con ella, cerca de ella, cuando la veo, todo lo demás se hace superfluo y aburrido. Ella es la esencia misma de la vida, el sentido que tanto he buscado, me pierdo en sus exquisitos fluidos, la tomó por abajo, juego con mi dedo, sintiendo su humedad, tan refrescante, tan pasional, ese trasero tan bien formado, circunferencia perfecta. Piel tan lisa, mi salvadora, le debo mi vida. Y esos besos que me da, más bien que le doy, ella se sume a mis caprichos, nuestros fluidos intercambiándose, conociéndose, las bocas juntas, entrega total. Mi boca podría estar pegada a la suya por horas, días, años, segundos, toda una vida, lo juro, ¡lo juro!
Estaba en el hoyo, en mi más profundo abismo de soledad y desesperación, los días transcurrían lento, podía ver el paso de cada puñetero segundo, lento, mi alma destrozándose, los ojos inyectados de sangre y perdidos en el infinito, ojeras negro carbón envolviéndolos, mi mente surcada por muerte, muerte, aniquilación, muerte, suicidio. No había esperanza, no quería estar ahí, pérdida corrosiva del bazo, desahuciado, enfermo del pinche espíritu, mí espíritu nefrítico y gris se rehusaba a ver el sol. Sólo los bonitos e imbéciles son felices: yo estoy en el polo opuesto, desgraciada-afortunadamente: cuestión de cosmovisión. Pero llegó ella, mi superheroína, su mano tendida, la luz en lo más profundo del pozo lleno de ratas y cadáveres para nada exquisitos. Ella me dio seguridad, me dio toda la confianza en mí mismo,  la posibilidad de soportarlos a todos, solos ella y yo, en la cima del mundo. Todas esas largas y bellas noches a su lado, desvelándonos, conociéndonos a fondo, llegando a las últimas consecuencias de un mutuo psicoanálisis, confiándonos todo, ¡todo! La única para la que me vuelvo un libro abierto, ella conoce todos mis secretos, perversiones, mis miedos más enterrados, mis iras más violentas, mis más colosales anhelos y sueños, la confidente perfecta, la que sabe escuchar, la que nunca me reclama por la música y disfruta de las piezas que selecciono: siempre canta conmigo. Todas esas noches con el alba despertando por la música de nuestras confesiones, la única con la que puedo desvelarme sin la necesidad de erotizar. La amo, me llena completamente, sin ella soy solamente la mitad de un engendro del infierno, inseguro. Ella me hace aceptarme, me hace amarme, me hace amar, y sobretodo amarla.  Mi confianza hacía ella es ciega, ella nunca me va a dejar, lo sé. hasta le gusta compartirme con otras mujeres, no le importa, de hecho ella me incita a llevarme a otras a la cama, me ruega porque lo haga, supongo que le fascina ver a su hombre feliz, de todas formas ella sabe que sólo es sexo sin sentimientos, sexo frio y vacío; mi corazón le pertenece a ella eternamente, eso es lo único: la eternidad.
A veces peleamos, me pongo violento, con ganas de romperlo todo, grito, rayo las paredes con un plumón rojo: frases de Cioran, detesto a la humanidad, me pongo rabioso, me asqueó de ella, de su perfección supongo. La vomito con furia, lloro, lágrimas de desesperación y locura sobretodo. Pero ella me entiende, después de todo, a ella le gusta estar con un pinche orate, ella me escogió de entre todos. Me disculpo y nos contentamos con un largo beso refrescante, esos labios deliciosos entregándoseme, embriagantes, me bebo todos sus fluidos y me excuso riendo frenéticamente, ella siempre me perdona y me abre su ser, me ama. Esas peleas y corajes me terminaran matando, lo sé, frecuentarla con mi pasión raquítica me matará, lo sé, la doctora Palmerín me lo dijo; pero no importa estoy dispuesto a morir por ella: la más hermosa, la más buena, la más sabia, la más mística, la única que me entiende, la única digna de confianza, la consoladora eterna, la fuente de toda mi felicidad, ira y locura: mi amada botella de cerveza.     

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