domingo, 1 de mayo de 2011

LA CHINGADERA


Llegaron al bar “El Magno Abrevadero”   media hora antes de la cita acordada, esperaron tranquilamente hasta el fondo del lugar, en una mesa pequeña para dos o tres personas, situada junto al baño de damas y a la izquierda de la barra, sin duda el sitio más oscuro y escondido del Magno Abrevadero. Una mesera que rayaba los 40, peinada con el cabello recogido en un chongo, maquillada como ramera y un escote que revelaba un lunar pequeño y coquetón en su teta derecha, Tomó la orden: una cubeta de XX lager, un paquete de Delicados con filtro y un plato de chicharrón con frijoles y guacamole como botana. Apuntó la orden en la mente y se alejó con una sonrisa mientras masticaba goma de mascar cereza. Cuando dio la vuelta, Melitón plantó una morbosa mirada en su regordete culo, disfrutaba ese tipo de cuerpos, robustos, gozó principalmente del talle que proporcionaba el ceñido vestido, le extasiaban las grandes caderas a punto de desbordarse, el vestido dando todo de sí para retener a  ese cuerpo listo para salir a la pasión, con esas suculentas lonjitas juguetonas llamadas certeramente por Melitón: las agarraderas del amor. Melitón preguntó: - ¿Aquihoras piensa llegar ese condenao del gringo? - Su acompañante y socio: El Tiburón, respondió mientras su boca jugueteaba con un palillo de dientes: -Aguante mi Melitón, no sea desperao, el cabrón dijo que nos veíamos aquí a las 8:00, apenas son las 7:30 compa, usté tranquilo que yo nervioso-. Cuando acababa la oración apareció la mesera con las cervezas y los cigarrillos, Melitón se percató de una pequeña placa en su vestido, negra con bordes y letras doradas: “Rosita” (en manuscrita). Gracias, Rosita, está usté muy chula ¿cuánto cobra por la bailada?: Dijo Melitón con la voz seca y temblorosa. -Favor que me hace patrón, pus le sale en 20 pesos la rolita, pero porque usté se ve que es relindo se la dejo en 15 pesitos.- : respondió Rosita, servicio con una sonrisa. -Sale pues Chula, deje me echo unas cerbatanas para aflojarme y sacar los pasos perrones-: Concluyó Melitón, mientras Rosita sonreía y se dirigía a atender otro cliente. El Tiburón felicitó a Melitón:  -¡Orales mi Meli!, es usté todo un pinche galanazo, aplíquese chingón con esa morra, está chidita.- Meliitón respondió: -oh pus usté va’ver de qué lado masca la iguana mi chingón.¡Ah, Rosita, se le olvidó el chicharrón!- Disculpe chulo, ‘horita se lo llevo.- Comenzaron a empinar las XX, al calor de los Delicados, El Tiburón revisaba después de cada sorbo  el maletín negro con una serpiente grabada en plata que descansaba en su pie derecho, mientras, Melitón se deleitaba con el espectáculo visual de las nalgas de Rosita meneándose armónica y sensualmente al bailar con los clientes. -¿Y qué pedo Tibu, crees que ese culero del Gringo sea de confianza?- Pus la neta no creo cabrón, pero ¿nos queda de otra? Ya ve así es esto del business- A ver si no nos sale con una mamada, ese ojete tiene algo raro, malvibra- No creo que haiga tanto pedo, pus por eso nos quedamos de ver en este bar, donde hay un chingo de gente.- Pus ni pedo, a ver mi Tiburón, a ver.- La música se acabó, sin avisar Melitón se paró corriendo a tropezones hasta la rocola, sacó una moneda de $5, la introdujo por la ranura y escribió rápidamente y sin dudar “M17”, se reprodujo: “Soy Cocodrilo” de grupo Exterminador. Rosita atendía una mesa frente a la rocola, Melitón volteó y ágilmente la tomó desde atrás por la cintura; susurró a su oído: -Esta es la pieza que quiero bailar chula-. Rosita se encogió de hombros frente a los bebedores adolescentes de la mesa a la que tomaba la orden, ellos rieron en gesto de aprobación ante la petición de baile a Rosita, vislumbrando el crédito para dos canciones extras que había olvidado Melitón, el más chaparro aprovechó la oportunidad y se escurrió a seleccionar nuevas melodías a sus expensas. Comenzó el baile, Melitón algo tomado después de la cuarta cerveza, se movía suelto, casi como muñeco de trapo, mientras platicaba de trivialidades con Rosita: edad, estado civil, hijos, horario de trabajo. Rosita era la madre soltera de dos niños 8 y 11 años, su marido la había dejado por el alcohol; la clásica: Voy por unos cigarros; jamás regresó. Melitón, a pesar de hablar plática de relleno se sentía muy feliz al lado de Rosita, le fascinaba el olor a recién lavado de su cabello, y su obesa cintura, le gustaba mucho sentir esos gorditos en sus brazos. Al acabar la pieza Melitón sacó de su billetera un billete de 50, lo acercó a Rosita brindándole el cambio. Rosita propuso bailar otra pieza, Melitón aceptó al momento que comenzaba la canción seleccionada por el adolescente: un Reggaetón desconocido por ambos, Se sonrieron  mutuamente nerviosos, hasta que Melitón rompió el silencio, sujetándola una vez más de la cintura y diciendo: -Pus Chingue su madre, no la echamos, mi Rosy-. Trataron torpemente de bailar cual si fuera una canción de Banda, los ritmos no se acoplaban. Una pareja, salida de la mesa de adolescentes, se paró a la pista y comenzó con el lujurioso baile: perreo, Rosita y Melitón se miraron desconcertados y ruborizados, hasta que ella rompió el silencio: -Pus total, Chingue su madre-. Rosita, imitando a la adolescente dio la vuelta, se inclinó y arrimó sus nalgas a la pelvis de Melitón, esté subió una ceja, se encogió de hombros, y comenzó a reír como diciendo: pus, chingue su madre. Rosita imitaba todos los sensuales pasos de la jovencita, mientras todos en sus asientos volteaban entretenidos, Melitón estaba excitadísimo, tuvo una erección. Al terminar y después de la recreación de unas 5 posiciones sexuales, Melitón abrió su cartera: saco una Sor Juana y la deslizó hacía Rosita agradeciéndole, Rosita rechazó la paga argumentando: -éste fue por gusto, guapo. Guarda tu dinero.- El Tiburón, desde la mesa veía como Melitón y Rosita se orillaban de la pista de baile y comenzaban a platicar, él recargándose con un brazo en una columna, mientras ella se acercaba a su oreja, acto presumible para oírse mejor debido al alto volumen de la música. Minutos después Melitón regresó con una sonrisa de oreja a oreja: -A huevo compita, me la voy a merendar, la invité a cenar, me dijo que simón, salé a las 11:00 de la chamba, la voy a esperar, haz el parote de caballeros, llévate “La chingadera” tú solo, ya ve que no siempre se dan estas oportunidades-. El tiburón le respondió: -Pus va compa, me la rifo, no hay pedo, te rifastes para eso están los vales, a ver si con eso se te quita lo pinche putito, culero-. Ambos rieron y pidieron otra ronda. 


Cuando el reloj marca las 9:46, un narco corrido se escucha fuera de la cantina, el volumen es más alto incluso que la música de la rocola, los cristales vibra a cada golpe de bajo, al igual que el líquido dentro de las botellas, las más llenas se vierten poco sobre las mesas.- Ya llegó ese güey- dice El Tiburón, comenzando a preocuparse. Afuera, de una Camioneta Gran Cherokee negra con vidrios polarizados y rines dorados con símbolos de $, baja  el gringo. Su escolta consistente en 3 hombres altos con gafas Ray Ban negras a pesar de la noche, tejanas, botas y previsiblemente armados con altos calibres, aguardan en el vehículo. El Gringo entra al establecimiento sin necesidad de la obligatoria revisión, hombre gordo blanco y chaparro, de los llamados güeros de rancho, vestido con un pants Puma blanco, impecable. Tenis Jordan negros con rojo, y sombrero aleopardado con hebilla negra al igual que la del cinturón: una santa muerte, el hombre apantalla a todos en el local. Se acerca cargando el maletín negro con un águila plateada hasta la mesa de los dos compañeros: - ¡Qué pedo, motherfuckers! – [El Gringo es el clásico norteño, sin raíz propia, vivió unos meses de espaldamojada, en Arizona durante la cosecha de coliflor, optó por quedarse al concluir la temporada buscando el sueño americano a la Scarface. Viajó por los Estados Unidos, hasta llegar a Nueva York donde conoció a una madrota peruana que lo inició en el negocio del tráfico de “Chingadera” con una pandilla de negros en el Harlem. Del otro lado se sentía orgulloso de sus raíces aztecas: procuraba zarapes, huaraches  y sombreros. Al llegar a su tierra prefiere estadounidizarse usando aparatosos trajes de rapero mal combinados y hablando un spanglish colorido]. – Qué tranza Gringo, ¿cómo andamos?- . –Very chingonazo my compas, aquí ya ven na´más dando el rol por el fucking rancho.-  - Orales, pinche Gringo, pus usté sí es todo un gringo, ya hasta habla requetebién el inglés- - Pus a huevo, fucking assholes, pus no crean que na’ más me fui a lo pendejo, aprendí very fine el english. Una buena pussy, me teacheó bien verga. Así se les dice a las cotochas allá: pussys.- - ah, que cagado: pus sí. A las cotochas: pus sí, esa está papita de recordar.-  - Ts padrinos.-  Rosita se acerca y toma la orden del Gringo: - tráiganmen Un scotch on the rocks, chaparrita.-, rosita se queda pensando: -¿Un qué perdón, jefe?. - - Un Scotch on the rocks-. Rosita contesta nerviosa: híjoles jefe, eso si se lo debo, de tragos na´más tengo: vodka, brandy, ron, whiskey, tequila y mezcal, o también hay chelas- El Gringo voltea a ver a Rosita con cara de fastidio y le grita: - Pinchi india pendeja, pus el Scotch on the Rocks, es Whiskey con hielo, deberían mandarte a la shit.- Rosita sumisamente le responde:- no se enoje jefe, pus es que no le sé hablar bien al englés …tenemos JB, Passport y Jack Daniel´s-. El Gringo concluye: -Tráiganmen del Jack, y movidita chacha.-  al salir Rosita por la orden recibe una nalgada juguetona por parte del gringo, ella no hace nada, Melitón reacciona: -óigame culero, no se pase de pendejo, es mi pinche morra-. El Gringo lo reta: -¿a poco si muy verguita, pinche Meli?- acto seguido desenfunda una 45 semiautomática bañada en oro, aquella pistola que encontró tirada en un campo de basura a las afueras del D.F. mientras se deshacía de 4 retazos de soplones, optó por pimpearla en oro como él mismo diría. Apunta entre los ojos del Melitón, El Tiburón interfiere en ese momento: - Aguado, pinche Gringo, sí estamos aquí pa´hacer negocios rectos, cabrón. Guarde esa chingadera, pus también comprenda es la morra del Meli, y lo trae enculao-. El gringo guarda su arma sin dejar de retar con la mirada a Melitón. En ese momento llega su copa, la bebe de un trago sin despegar la mirada de su oponente: -Tráiganmen otra igual-. El Tiburón rompe el silencio incómodo: - y qué, ¿trae la chingadera?-  El Gringo separa la vista de Melitón y contesta al Tiburón con voz segura: - Of course, oseasé a huevo.- da unas palmaditas al maletín. –¿Y ustedes traen el Cash? -. Melitón contesta: -Pus a huevo, aquí estamos haciendo negocios de hombres.-  Tiburón le acerca el maletín, lo abre y comprueba la gran cantidad de dólares de a 100 que carga, saca un fajo de billetes y los huele. Mientras pasa el maletín a Tiburón, éste lo abre y comprueba la cantidad de Chingadera que contiene, toma una pizca con los dedos y la frota sobre su glóbulo ocular, cierra los ojos una y otra vez hasta que una lagrima sale, la toma con su índice y la lleva a su lengua, después de unos segundos dice: - A huevo, pinche gringo, con usté pura Chingadera de calidad, Salú pues.- Los tres  brindan. El Gringo presume su chingadera: - Pus pura calidad conmigo, boys, cultivada en los Alpes, tratada en Colombia, y procesada en Perú, Chingadera de la más alta calidad.-  Comienza a reírse junto a los dos compañeros; sin que estos se den cuenta, muy lenta y discretamente acerca la zurda al arma, y con un rápido movimiento desenfunda y apunta a la cara de Melitón diciendo en voz serena y confiada: - Ya se los cargó la shit, nadie fucks al Gringo, pinche pendejito te creías muy verguita, no te voy a chingar porque pa’ mí eres un fucking dog,Te voy a fuckinear llevándome tu feria, pendejo cocksucker, Dame los putos maletines.- Melitón comienza a deslizar lentamente los 2 maletines sin despegar los ojos de la mirada de su oponente, muy lenta y precavidamente.


El Tiburón, con gran agilidad y rapidez desenfundará una Uzi, para salvar a su compañero y conservar el cash y la Chingadera. Fracasará, El Gringo lo notará y cruzando casi imperceptiblemente su brazo asestará una exacta bala en la nariz del Tiburón, mientras éste, por la inercia que provocará el golpe del proyectil, jalará del gatillo desviando su brazo, una ráfaga de balas volará sobre el hombro del Gringo, mientras Melitón ve como una de ellas crea un estruendo al golpear la silueta lejana de Rosita y provocar una explosión de liquido rojo espeso a la altura del rostro de su cita. Todos correrán y reinará el caos en el Magno Abrevadero, mientras un Melitón cegado por la furia sujetará la mano con la que El Gringo agarra la escuadra, mientras la otra mano de Melitón se situará en el rostro del enemigo, sumiendo firmemente el pulgar en la cuenca del ojo. Escuchará un ¡Plop! Y su uña quedará bañada de una extraña mezcla de pupila y retina. La otra mano logrará arrancar la 45 al Gringo debilitado por la explosión ocular, apuntará sin remordimiento a la salchicha del narco y jalará el gatillo dejándolo apretado para liberar las 5 detonaciones continuas restantes sobre su miembro, su área genital se convertirá en un remedo de tiritas de pantalón, coágulos, semen y dolor. El gringo caerá desgarrando su garganta de gritos horrorosos mientras sus secuaces aturdidos por la música alta no notarán nada. Se arrastrará por el suelo lleno de cristales, hasta que Melitón comience una tanda de pisotones en su cráneo, por la presión ejercida por los repetidos impactos (21), se escuchará otro ¡Plop! En donde solía estar su ojo bueno chorreará sangre y un líquido amarillento que olerá chistoso. Melitón se apiadará y lo dejará vivir, no, no se apiadará, lo dejará en el infierno del dolor de llevar una vida sin vista y verga sólo para vengar al buen Tibu y a Rosita, la mujer que sería su merienda de esa noche. Melitón se tranquilizará para descubrir que uno de los guaruras del Gringo se percató de todo, estará entrando por la puerta principal apuntándole con un cuerno de chivo, la puerta se cerrará a sus espaldas, Rosita lo hizo. Ella tomará el cuchillo con el que parte los limones después de cerrar la puerta; su cara aún cubierta de líquido espeso y rojizo. Sin qué el rufián que intenta dar muerte a Melitón se dé cuenta, el cuchillo que Rosita empuña penetrará por detrás del cuello, saldrá por la manzana de Adán , cubierto de hemoglobina y flemas , Rosita hará girar el cuchillo, mutilando por completo la garganta del sujeto, él soltará su cuerno de chivo, y caerá retorciéndose de dolor, con la pupila dilatada y suplicante viendo a Melitón, él se asustará y pisará con todas sus fuerzas la incisión por donde aún se asoma la cabecita del cuchillo limonero, él no morirá aún, pasarán otros 5 min hasta que la hemorragia cese su vida. En ese tiempo incontables balas atravesarán la puerta metálica que Rosita cerró, le explicará a Melitón que la bala no impactó su rostro, impactó una jarra de michelada con Clamato que cargaba, el líquido rojo impregnó su cara. Él la besará mientras las balas siguen zumbando por sus oídos, poco después escuchará sirenas de policía fuera del Magno Abrevadero, al igual que más camionetas con Narcocorridos a alto volumen las balas dejarán de entrar por la puerta metálica, sin embargo las detonaciones no cesarán, habrá una guerra fuera. Rosita sugerirá escapar por el tejado, la seguirá, al pasar junto al aún quejoso Gringo, éste tomará a Rosita del Tobillo, fácilmente se soltará propinándole una certera patada que destrozará su nariz, saldrán por una puerta junto a la mesa escondida que Melitón usó, sin percatarse de su presencia. En la azotea comenzarán a oírse explosiones, sin duda granadas. Un brazo y un páncreas en llamas caerán junto a sus pies. Escaparán pasando de tejado en tejado hasta llegar a un edificio a unas 12 casas de la masacre, el acceso a la azotea estará abierto, bajarán y saldrán del lugar, viendo desde casi una cuadra de distancia el espectáculo de luces y cuerpos cayendo acompañada por las melodiosas detonaciones del enfrentamiento entre narcos y policías. Seguirán su camino corriendo, mientras ven pasar a toda velocidad un camión de bomberos y un convoy militar, también cuatro narco-cherokees que se unirán a la lucha por la soberanía del mercado mexicano de Chingadera. Y sí, Melitón se merendará a Rosita esa noche.

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