lunes, 27 de enero de 2014

MEGATHERIUM

Tal vez te haya pasado, abres los ojos, la cama te seduce, te duchas, sientes una leve ansiedad, asco, vas a encarar algo inevitable, piensas algo insulso, cualquier cosa. Sales, tratas de invocar recuerdos asimilables, amables flashazos, tú y tu mamila de oro en los aposentos de tu cuna; por los ríos negros que forman las calles nadas al caminar, avanzas como un arenque o una estrella de mar mientras cientos de pares de ojos te investigan. Sabes que es el día, que te despertaste y que a diferencia de las jornadas-rutina ésta te va a licuar; sobrevivirás pero al recostarte, listo para dormir serás algo desigual. Puede ser que tú no vuelvas, que ya otra cosa, un megatherium duerma en tu cama, probablemente ésta te parezca pequeña, entonces querrás dormir en una altiplanicie, en la punta de una pirámide o en la espalda de un saurio emplumado. Probablemente te ha pasado o te pasará, ese día te partirá el cráneo dejando el asfalto manchado de tu incauta y desparramada conciencia; de tus más absurdas muecas y ascos inevitables brotará un astro ennegrecido que iluminará sulfurando la susceptibilidad, vomitando hiedras floridas, municiones del caldo de pollo que te hacía tu mamá cuando te enfermabas. Porque recordarás haber sido algo una vez, estarás seguro de haber crecido entre industrias vaporosas, rodeado de trillones de anuncios. Pero ahora, en tu nuevo nacimiento te roerán incesantes ácaros, te engullirán mientras más te auto-reproduzcas, una interminable ofensiva entre la polilla y la mariposa se celebrará en todos tus ensangrentados miembros. Te temblará el párpado, te dará fiera disentería; seco arrastrarás tu rostro por el hirviente chapopote, esforzándote, te levantarás arrancando tu cara del suelo, dejando trozos de piel sólo para ver la luz de frente, sin cáusticas lágrimas, con el cerebro en los pies y los pulmones en las manos.

TE AMO

Si murieras
Me volvería necrófilo
Arroparía a tus células muertas
Les leería cuentos de los Grimm
Al fulgor de los astros reflejados
En tu derrame cerebral.
Fantasear en tus pupilas inertes
Mordisquear tus labios paletita de hielo (uva)
…Probar el anal.
Apuñalaría a un artista y bebería su sangre con ron
Me vestiría de anciana y cobraría tu pensión
(Qué recurso tan barato, las rimas de pasión)
Te conservaría en mi refrigerador
Sacaría los abarrotes y moriría de inanición.
Si reencarnases como hombre
Me volvería puto.



martes, 14 de enero de 2014

SKETCH DE UNA NOVELA AUTOMÁTICA DEL SIGLO XXI

Somos un manojo de nervios, epidermis gelatinosa, un montón de vesículas apiladas, glándulas exaltadas, una cubeta de aminoácidos, células hipocondríacas, venas hierba-mala, encías inflamadas, protuberancias blanquecinas, dientes de esquite, fallas renales, el Excélsior, cirugía plástica, caviar, genocidios, hormonas en su punto de ebullición, máquina de besos, cheque en blanco, autómatas ejecutivos, pulmones góticos, perros sarnosos, uñas mordisqueadas, risa de esquizoide, erupción de neurosis, gafas negras, excesos de Válium, capas linfáticas, institutos bien jerarquizados, esternocleidomastoideo, lactobacilos Casei Shirota, sándwich sin corteza, fetiches damnificados, plazas erógenas, monumentos estériles, licencia de conducir renovable, rebanadas de ectoplasma, calcio expirado, moléculas cachondas, años bisiestos, vellos rubios en el recto, carnosidad en los párpados, páncreas, mandato irrevocable, bolsillos de mezclilla, tiroides amaestrada, serpentinas de fósforo y potasio, conjuntivitis, cuerdas para yoyo, Salinas de Gortari, organismos acéfalos, cicutas y cigotos, dimes y diretes, retículas y cutículas, pieles y mieles, orgasmos con espasmos, intestinos delgados y pitos parados, células y cédulas, glúteos lúteos…, como meados mareados, lípidos límpidos, vulvas con pulgas, esporas con toras, pezones cabrones, fleco de José Emilio Pacheco, castrados dopados, tórax y Kodaks. 
¿Qué somos realmente? ¿Qué hay dentro de todas estas nomenclaturas, detrás de los viajes al supermercado con carrito lleno, de la reunión AA, de la boda de un amigo, de las velas de un pastel, de las hipótesis en salvia Divinorum,  de las pupilas de un vagabundo, del trino de aves chamagosas,  de las alertas sísmicas, de las desvirgaciones precarias, de la guerra fría, de los sacapuntas inflamados, de las noches de cine, de las costras inexplicables, de los sitios web de citas a ciegas, de los bostezos vespertinos, de las novelas rusas del siglo XIX, de los camiones de bombero que usan peluca, del primer beso jugando botellita, de la ridícula cantidad de lápidas, de la galaxia de Andrómeda, de la entrevista con el ginecólogo, de los 30 minutos de recreo, del cerebro hecho tortilla por la llanta trasera de un Torton, del hedor a humedad en una chamarra de gamuza, de un Dios carpintero, del paseo por el parque tomados de la mano, de la contemplación de un oleo posmo, del suicidio de un vecino, de los renacuajos en la fuente municipal, del anillo de graduación, de las 11:37 a.m., de ayudar a un anciano a encender la radio, de usar el bigote a la Hitler, de las extremidades adormecidas, de los hot-cakes con tocino y maple, del calendario con chistes del ’52, de la prostituta chiqueada, de las llantas de entrenamiento para bicicleta?

Filósofos y embusteros intentan entender y servirnos en una compleja charola de elaboradas trampas sistémicas al ser. Estamos condenados en el patíbulo  de sus fenomenologías, a una vida de abastecimiento eterno, de sortear tedios y encontrar a nuestra mitad homeopática entre cenas lujosas y revolcones en sábanas menstruadas. Escondido entre neuronas y jaquecas se encuentra el freno de este nauseabundo carrusel sinfín… Empresa quisquillosa.