Todos escogen su propio infierno: manicomios,
prisiones, hospitales, fábricas, corporativos, oficinas, tribunas; mismo
infierno, diferente ornamento. Mira fijamente el radiante destello en los ojos
de tu hermano cuando oprimas el gatillo. Rojo. Una parcela de percutores. Los
cañones mimando tu sien. Cien sienes. Los egos como pirañas caníbales nadando
en su caldito de ácido nítrico. Filtrando, respirando el plomo en el oxígeno.
Branquias con bronquitis. Hasta que todos los valores expiraron. Una libertad
despejada de toda culpa brilló en cada corazón. Todos recién nacidos. Bebitos
lindos. Todos fueron demasiado tímidos como para dirigirse la palabra. Todos
fueron muchísimo más de lo que pudieron aparentar. Todos fueron carcomidos
lentamente por una saludable envidia. Los hígados enfermaron del más inhumano
de los sentimientos más humanos. Nos volvimos misóginos. Creamos Dioses y
metanfetamina. Besos y retretes. Humanidad ocre. El sueño terminó.
Archivo del blog
-
▼
2014
(12)
- ► septiembre (1)
-
►
2013
(18)
- ► septiembre (2)
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario