Estás encapsulada en
mi santuario,
Donde el tiempo se
trasgrede a sí mismo,
Se disuelve en
espasmos entrecortados
De epiléptico trastornado.
Destellas tanta seducción
y realidad
Como el anhelo de
trascender
O como los prefijos
tras en estos versos.
Te apuestas en mis
esperanzas
Como mediocre asesina
a sueldo.
No aferres tus uñas
esmaltadas a lo imposible,
Esta noche eres la
reflexión de mis fantasías,
Conocerás mi delicada
violencia
Y mi pueril onanismo
onírico,
¡Oh! Dulce y sensual
extraña.
Nos introducimos en
el preludio carnal,
Somos dos personajes
impacientes
En el teatro de la
lujuria;
Sólo el tacto y el
gusto nos dirigen.
Invertimos las
consonantes del sueño lúcido
Con el deseo de volverlo
lúdico
Estamos exentos de
peaje
En las autopistas del
placer,
Me arrastro millas en
tu fino cuerpo
Me cortejas con tus
suspiros de Jazz suave
Mientras te ofrendo
esta humilde y tierna violación
Al son de la absenta
y el bondage.
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